La hipocresía de la “nueva política”: el caso Pablo López y el verso de los que buscan poder.

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En Salta, estos días no se habla de otra cosa: Pablo Emanuel López, el exconcejal de La Libertad Avanza que se las daba de renovador y defensor de la transparencia, quedó en el ojo de la tormenta tras un escándalo que lo dejó afuera del Concejo Deliberante y del partido. Un audio filtrado, donde supuestamente le exigía favores sexuales a una militante/empleada a cambio de plata, expuso no solo su conducta deplorable, sino también la doble moral de muchos pibes que entran en la política con discursos rimbombantes, pero terminan corriendo atrás de un pedacito de poder, sin importarles un carajo la gente.

López, nacido en Salta el 20 de octubre de 1998, tenía un perfil que vendía: joven, docente, escritor, con título de profesor de Lengua y Literatura (2020) y licenciado en Educación (2024). Arrancó en el PRO, donde fue presidente de la Juventud PRO en 2018, y en 2024 pegó el salto a La Libertad Avanza, enganchado con el discurso anti-casta de Milei. Como concejal, tiraba propuestas que sonaban bien: prohibir la pauta publicitaria para programas de políticos, subir las multas a funcionarios que no rinden cuentas y armar programas de capacitación docente en el municipio. Todo muy lindo en los papeles, con un speech que le hablaba al desencanto de los pibes y pibas que están hartos de la rosca de siempre.

Pero la careta se le cayó rápido. El 17 de julio de 2025, Estela Méndez, una convencional municipal electa de La Libertad Avanza, lo denunció penalmente por violencia sexual, física, psicológica y económica. Según la denuncia, López le descontaba 200 lucas de un sueldo de 500 mil pesos y, encima, le ofrecía bajar el “impuesto” a cambio de favores sexuales. En un audio que se viralizó en redes sociales, se lo escucha decir: “Por cada chupada de pito te devuelvo 10 mil pesos de tu sueldo”. Una frase que da asco y que pinta de cuerpo entero la hipocresía del tipo. Méndez, que ahora tiene un botón antipánico, contó que la relación empezó en 2019, cuando militaban juntos, y que los abusos fueron escalando con los años.

La reacción fue inmediata. López renunció al Concejo ese mismo 17 de julio, echándole la culpa a un supuesto “hostigamiento político y persecución personal”, mientras negaba todo. La Libertad Avanza lo rajó del partido sin vueltas, con referentes como Eduardo Virgili y María Emilia Orozco diciendo que no toleran este tipo de conductas. La Justicia salteña ya le secuestró los celulares para investigar, y el caso está en manos de la Fiscalía de Delitos contra la Integridad Sexual N° 3. Encima, el Ministerio de Educación provincial le abrió un sumario administrativo para suspenderlo como docente, hablando de la “commoción social” y la “gravedad institucional” del asunto.

Este quilombo no es solo un problema de López, sino un cachetazo que muestra la doble cara de muchos de los que se suben al tren de la “nueva política”. El pibe se llenaba la boca hablando contra la violencia de género. En 2023, fue de los que más gritó contra el exconcejal “Pitu” Colque, denunciado por algo parecido, pidiendo que lo echen del Concejo. Y mirá vos: ahora resulta que él hacía lo mismo que criticaba. Es el colmo de la careteada, una hipocresía que te hace dudar de todo lo que prometen estos “renovadores”.

Pitu Colque condenado a seis meses de prisión por violencia de genero y lesiones leves.
Un Cara Dura Impresentable. Condenado por la justicia sigue negando los hechos y busca apelar.

La llegada de pibes como López al poder generó esperanza en mucha gente, sobre todo en los más jóvenes, que quieren ver algo distinto a los dinosaurios de siempre. Pero casos como este demuestran que, para algunos, la política no es más que una escalera para trepar, para sentirse importantes, para manejar guita y contactos. López, según la denuncia, usó su cargo para manipular y lastimar a una compañera, traicionando todo lo que decía defender. Es el típico caso del que habla de cambiar el mundo, pero en cuanto agarra un poco de poder, se le sube a la cabeza y termina siendo peor que los que criticaba.

Esto también pone la lupa sobre movimientos como La Libertad Avanza, que se venden como la solución a la casta, pero a veces no tienen ni los controles ni la estructura para evitar que se les «coman» estos personajes. Sin mecanismos claros de rendición de cuentas, los abusos como los de López pasan desapercibidos hasta que explotan. Y mientras tanto, la gente se queda con la bronca, viendo cómo los que prometían cambiar todo terminan jugando el mismo juego de siempre.

En Redes Sociales, la cosa está que arde. Los usuarios no le perdonan una a López, tildando sus actos de “repudiables” y señalando que esto es un reflejo de los problemas de fondo en La Libertad Avanza. Hasta “Gordo Dan” Parisini, un conocido en la movida política local, salió a pedir disculpas por haber bancado a López antes. “No hay ninguno que sea honesto”, escribió un usuario en X, y esa frase resume el bajón generalizado. La gente está harta de que le vendan espejitos de colores.

Mientras la Justicia sigue investigando, con rumores de que el escándalo podría salpicar hasta a la diputada nacional María Emilia Orozco, los salteños —y todos los que queremos una política distinta— tenemos que exigir más acciones concretas y menos palabras. Los pibes que entran en la política tienen que demostrar con hechos que no son más de lo mismo. Porque si no, casos como el de López van a seguir rompiendo la confianza, mostrando que el poder, sin valores, solo sirve para traicionar.