Promesas rotas, mentiras y trabajo esclavo: el drama de los empleados públicos.

leonor minetti rosario de lerma

Rosario de Lerma vive una nueva decepción política. Más de 60 trabajadores municipales habría sido despedidos este 1° de Julio (contratos no renovados) tras haber sido usados durante la última campaña electoral. Repartieron folletos, caminaron calles bajo el sol y cumplieron lo prometido: militar políticamente para conservar sus empleos. Pero el gobierno municipal no cumplió su parte. Las promesas se esfumaron junto con los votos.

Es cruel, pero no sorprendente. Esta modalidad de “bolsas de trabajo” a cambio de apoyo político es moneda corriente en la gestión del intendente Sergio “Topo” Ramos y de la senadora Leonor Minetti. Son empleos informales, temporarios, sin derechos ni estabilidad. Puestos usados como chantaje electoral, y luego descartados como si las personas fueran descartables también.

Concejales en silencio: Rosario de Lerma sin control ni oposición.

La realidad es aún más dura: en Rosario de Lerma no hay un horizonte laboral fuera de la municipalidad, la tabacalera o la curtiembre. Y mientras el mundo avanza, el pueblo se estanca. No hay políticas activas para atraer inversiones, ni proyectos cooperativos que impulsen el trabajo genuino. Los jóvenes se capacitan, pero las capacitaciones que ofrece el Estado son básicas, sin certificaciones oficiales, y no conducen a ningún empleo real.

El problema no es solo económico. Es político, estructural y cultural. Se sostiene con la complicidad de funcionarios mediocres que no saben ni quieren gestionar. Con senadores y diputados que prefieren los chismes de campaña y los escándalos baratos, en vez de trabajar para transformar el departamento. Rosario de Lerma sigue siendo un lugar donde los vecinos sueñan con un empleo público como única salida, y donde los dirigentes no ofrecen ninguna alternativa.

Fátima Chocobar. Alterada. Admitió manejar sin carnet. Además insultos y amenazas a vecinos.

Mientras tanto, las calles son el reflejo del abandono: asfaltos que no duran ni una temporada, veredas rotas y barrios olvidados. La desidia se camufla con discursos vacíos, y la economía informal es el único plan de gobierno.

Ya no alcanza con decir que “todos los políticos son iguales”. Es hora de exigir más. De construir una alternativa con ideas, gestión y propuestas reales. Porque el pueblo ya no soporta otra decepción más.

Los funcionarios que no están a la altura. «Voluntariosos pero inútiles: el atraso no es casual.»