La Virgen en Tetas. Pecado es Robar no Pintar. Se creen santos inquisidores los herejes.

Campo Quijano. Reciente episodio que ha generado controversia y debate, el Intendente Lino Yonar ha tomado la decisión de censurar una obra de arte local. Luego se sumaron senadores, concejales e incluso intendentes de otras ciudades como Sergio «Topo» Ramos de Rosario De Lerma Este acto de censura no solo ha levantado críticas en la comunidad artística, sino que también ha sido seguido por un incidente lamentable en el que el artista fue agredido por un comunicador.

El arte, como expresión fundamental de la creatividad humana, ha sido desde tiempos inmemoriales una herramienta para la reflexión, la crítica y la expresión de ideas. Sin embargo, parece que la política, en su afán de control y poder, teme enfrentarse a esta libertad de expresión tan arraigada en la sociedad luego de 40 años de democracia.

La obra censurada en Campo Quijano, al igual que cualquier manifestación artística, invita a la reflexión y al diálogo. Sin embargo, en lugar de fomentar un debate enriquecedor, la politica ha optado por el camino de la censura, mostrando una clara falta de respeto hacia la diversidad de opiniones y la libertad de expresión. Mostrando ademas que para ellos «robar, mentir y estafar» esta bien pero pintar no.

El abuso de poder que puede llevar a la censura y persecución de artistas bajo el pretexto de una supuesta moralidad. Cuando los políticos utilizan su influencia para imponer restricciones artísticas basadas en agendas ideológicas o intereses particulares, se socava la libertad de expresión y se limita la diversidad creativa que enriquece la sociedad. La moralidad falsa no solo coarta la libertad individual de los artistas, sino que también amenaza el tejido mismo de una sociedad plural y democrática, socavando los cimientos de la expresión cultural y la creatividad genuina.

Es importante recordar que el arte es una forma de expresión legítima y valiosa, que enriquece el tejido social y cultural de una comunidad. Sin embargo, la política parece olvidar este principio fundamental, prefiriendo imponer sus propias agendas y visiones sobre la sociedad.

Resulta irónico que en un mundo donde el pecado es robar, donde la corrupción y la injusticia son moneda corriente, se dediquen esfuerzos a censurar una forma de expresión como el arte. La política debería enfocarse en combatir los verdaderos males de la sociedad y los males que ella misma provoca, en lugar de coartar la libertad de expresión de un vecino de Campo Quijano.

La Senadora Leonor Minetti también ha expresado su enojo hacia un artista local, mostrando así que este acto de censura no es un incidente aislado, sino que refleja una tendencia preocupante en la política local actual: el miedo al Arte y a su capacidad de cuestionar el status quo.

La interpretación del arte es una experiencia profundamente personal y subjetiva, moldeada por las vivencias, creencias y emociones de cada individuo. Cada persona aporta su propia historia y sus propias luchas a la experiencia del arte, y ninguna interpretación es más válida que otra.

En última instancia, el arte es una expresión de la creatividad humana, un espejo de la complejidad y la diversidad de la experiencia humana. Censurar el arte es censurar la libertad de expresión y coartar la capacidad de una sociedad para reflexionar y dialogar sobre sus propios valores y creencias. Es hora de que la política deje de temerle al Arte y comience a valorar su papel fundamental en la construcción de una sociedad más libre y democrática.