La reciente declaración de la Liga de Fútbol del Valle de Lerma, en la que se declaró persona no grata a Jorge «Chino» Rodríguez, ha dado pie a una intensa controversia sobre la influencia política en el deporte local. Rodríguez respondió de forma contundente, señalando que la liga está «controlada por La Cámpora» y acusando a sus dirigentes de haber introducido la política en una institución que debería ser, ante todo, un espacio de desarrollo social y deportivo. Esta afirmación abre una discusión necesaria sobre el papel de la política en el deporte y los efectos de una gestión ideológica en la supervivencia y crecimiento de los clubes.
Rodríguez sostiene que su único interés es aportar ideas que ayuden a los clubes a solventar su situación económica. Según su versión, nunca criticó a los dirigentes ni su trabajo; más bien, su intención era plantear una solución estructural a la crisis económica que atraviesan las instituciones deportivas de la región. En este sentido, Rodríguez propuso explorar la figura de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD), un modelo que permitiría la entrada de capital privado para financiar mejoras en infraestructura, como canchas de pádel, salones de eventos o piscinas. Esta propuesta, aunque polémica, busca ofrecer una alternativa para asegurar la sostenibilidad de los clubes.
¿Politización en la Liga?
La afirmación de que la Liga del Valle está bajo el control de La Cámpora ha generado preocupación entre los aficionados y socios. Para muchos, la introducción de una agenda política en el deporte podría desviar el objetivo de las instituciones, que debería centrarse en el bienestar de la comunidad y el desarrollo de los jóvenes. La politización no solo podría influir en las decisiones administrativas, sino también en el ambiente de convivencia, perjudicando la apertura a nuevas ideas y la diversidad de opiniones dentro de la liga.
Si bien la relación entre política y deporte no es nueva, la intención de Rodríguez de ofrecer una solución innovadora y diferente parece haber sido rechazada sin un análisis profundo. Declararlo persona no grata por plantear un modelo económico alternativo no solo limita el debate, sino que también refleja una resistencia a buscar soluciones reales a los problemas financieros que atraviesan los clubes. ¿Es realmente la respuesta excluir a quienes presentan propuestas que podrían romper con el statu quo?
La Sociedad Anónima Deportiva: ¿Oportunidad o Amenaza?
El modelo de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) es un tema de debate en el ámbito deportivo a nivel mundial. Esta figura jurídica permite la entrada de inversores privados, lo que potencialmente brinda a los clubes acceso a los recursos necesarios para mejorar sus instalaciones y atraer a más socios y aficionados. Rodríguez sostiene que esta estructura podría ser una opción viable para revitalizar los clubes del Valle de Lerma, muchos de los cuales enfrentan dificultades económicas graves.
Sin embargo, en Argentina, la idea de transformar los clubes en SAD ha generado reticencias, principalmente por el temor de que las instituciones pierdan su esencia comunitaria. No obstante, Rodríguez subraya que la SAD permitiría que los clubes mantuvieran su identidad, al mismo tiempo que generarían ingresos para nuevas obras. Su propuesta no es una imposición, sino una invitación a analizar alternativas que permitan la autosuficiencia de las instituciones deportivas.
Conclusión
La respuesta de Jorge Rodríguez expone un problema de fondo: la Liga del Valle de Lerma, en lugar de abrirse al diálogo y explorar alternativas para mejorar la situación de los clubes, opta por excluir y silenciar a quienes ofrecen perspectivas diferentes. Al declarar a Rodríguez persona no grata, la liga no solo limita el debate, sino que también proyecta una imagen de intolerancia y falta de apertura a soluciones que podrían ser beneficiosas.
La situación actual de los clubes exige más que una simple declaración o la exclusión de un individuo. Requiere una discusión profunda sobre las políticas de gestión y sobre cómo garantizar la sostenibilidad de estas instituciones. Si la única respuesta es rechazar toda propuesta externa, el futuro de los clubes locales seguirá siendo incierto. La politización, tal como advirtió Rodríguez, podría ser el camino hacia la destrucción de la liga, y es responsabilidad de sus dirigentes abrir un espacio de diálogo en lugar de cerrarlo.