Mario Capalbi «El Presidente se elige por Mayoría simple siempre»

Sigue el conflicto esta semana en el Concejo Deliberante de Rosario de Lerma. El Prof Mario Capalbi, referente de Todos por Salta dialogo con 903Radio sobre esta situación.

¿Qué opinas sobre lo que sucedió en el Concejo Deliberante de Rosario de Lerma?
Es evidente que con los hechos sucedidos en el Concejo no se está protegiendo la democracia. Claramente que la democracia es una forma de gobierno que permite la participación de todos los ciudadanos, que respeta sus opiniones. Lo lógico y normal sería que cada uno de los representantes electos sean responsables y velen por los intereses de toda la comunidad. En este caso en particular es muy lamentable que se haya perdido el diálogo y la confianza. Si los concejales actuales llegaron a los gritos y escándalos es porque no existe el diálogo. Nosotros como pueblo delegamos en los concejales la capacidad de poder legislar, no nos interesa su vida privada sino que cumplan con sus deberes de funcionarios públicos.  

¿Pensas que esto se puede solucionar?
Sí absolutamente, sólo es cuestión de dejar de lado los egoísmos y ambiciones personales y saber discernir qué es lo mejor para el pueblo. Claramente la mayoría de los concejales, cinco concejales en este caso, han perdido la confianza en quién era presidente y decidieron que sea otra personas quien tome la dirección del cuerpo legislativo. Me parece que lo que se pregona en campaña no se cumple, por eso algunas autoridades no quieren reconocer que lo mejor a veces es ceder, hay que hacer sacrificios, si para bien de la comunidad hay que dejar de ser presidente, eso se tiene que cumplir. No siempre la voluntad de uno es la voluntad de todos, cada concejal no decide por sí mismo, decide en nombre del pueblo. Y claramente nuestro pueblo no vive a los gritos, nuestro pueblo es solidario y es capaza de hacer sacrificios.  

Se habló mucho de la legalidad o no legalidad de la nueva presidente, ¿Vos que pensás?
Honestamente no hubo un acuerdo unánime cuando se eligió presidente del Concejo el pasado 10 de diciembre, de entrada sabíamos que un sector por tener mayoría iban a elegir, desde el principio no hubo diálogo. Por otro lado la Carta orgánica solamente habla de la elección de autoridades y no dice nada sobre una posible revocatoria de los cargos, hay algo que puede orientar en una ordenanza, la ordenanza que establece el reglamento interno del cuerpo, por lo tanto las revocatorias que se hicieron durante estos años siempre tuvieron por protagonista la voz de la mayoría, porque en el fondo es por mayoría simple que se realiza la elección de presidente. Lo ideal sería que ese cargo dure un año pero ¿Sí antes de cumplir el mandato los concejales pierden la confianza en su presidente que sucede? Bueno en la práctica los concejales vinieron realizando una revocatoria y eligieron nuevas autoridades.

Sin dudas los concejales deben trabajar en normalizar esta práctica de revocatoria que tiene su origen en la misma democracia ateniense y países como Estados Unidos, Venezuela o Suiza prevén en sus constituciones el proceso de revocación. En la historia hay muchos ejemplos de que a veces el pueblo se equivoca al elegir las autoridades y entonces surge la revocatoria de ese cargo. Debería ser más claro el proceso, pero ninguna ordenanza ni decreto puede ser superior a la carta orgánica y la carta orgánica cuando habla de elección de autoridades expresa que debe ser por simple mayoría. Hay un principio legal que dice que no existe crimen ni pena si no hay una ley que lo condene, no hay ningún artículo en la carta orgánica que impida una revocatoria. 

¿Pensas que Griselda Galleguillo actúa desde una actitud caprichosa? 
Claramente sí, si los presidentes anteriores aceptaron que ya no representaban a todo el cuerpo y asintieron a la voluntad de la mayoría, ¿por qué este caso debería ser la excepción?  

En el fondo es cuestión de sentido común, si alguien no nos representa ese alguien debe saber que lo mejor es dar un paso al costado o cambiar sus actitudes para recuperar la confianza perdida