En una noche que debía ser como cualquier otra, la tranquilidad en Rosario de Lerma se vio violentamente interrumpida por un acto de violencia sin sentido. Un residente local fue víctima de una salvaje golpiza perpetrada por una patota, dejándolo inconsciente y gravemente herido.
Los hechos tuvieron lugar el pasado domingo por la noche, cuando el hombre se dirigía hacia su hogar por el camino al Vallenar, cerca de las vías del tren. Fue entonces cuando un grupo de agresores lo sorprendió sin previo aviso, propinándole golpes brutales con puños y piedras, dejándolo tirado en el suelo, ensangrentado y en estado de inconsciencia.
La rápida intervención de los vecinos fue crucial para socorrer a la víctima, quien presentaba múltiples heridas y contusiones, siendo el golpe en la cabeza el más preocupante de todos. Trasladado de urgencia al hospital local, el hombre permanece internado en estado reservado debido a la gravedad de sus lesiones.
Lo que resulta aún más perturbador es que, según los informes, el móvil del ataque no fue el robo, ya que los agresores no sustrajeron ninguna de las pertenencias del hombre. Esto sugiere un acto de violencia gratuita y premeditada por parte de los atacantes.
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La indignación y la búsqueda de justicia han sido expresadas también por su pareja, ANA, quien ha hecho un llamado desesperado a las autoridades para que actúen con prontitud y determinación.
En un relato desgarrador, ANA describe las graves lesiones sufridas por su compañero, que incluyen dos fracturas en la cabeza y en la mandíbula, así como múltiples heridas en la cabeza que requirieron quince puntos de sutura. Además, denuncia la falta de atención médica adecuada en el hospital local, que aparentemente no respondió de manera adecuada a la gravedad de la situación, obligando a la pareja a tomar la decisión de trasladarlo a un centro médico en Salta.
El llamado a la justicia se ve empañado por la aparente inacción de las autoridades policiales, quienes, según ANA, han identificado a los agresores pero aún no han realizado detenciones. La sensación de impunidad y el temor a represalias han llevado a la pareja a temer por su seguridad y la de su familia.
En medio de la angustia y la incertidumbre, ANA se pregunta qué más debe suceder para que se haga justicia y se asegure la protección de las víctimas. Con una bebé recién nacida que depende de ellos, la preocupación por el futuro se suma al dolor y la indignación por lo ocurrido.
Esta brutal agresión no solo ha dejado a un hombre luchando por su vida, sino que ha sacudido a toda una comunidad, que exige respuestas y acciones concretas por parte de las autoridades para garantizar que actos tan cobardes y despiadados no queden impunes. Es hora de que se haga justicia y se ponga fin al reinado del miedo y la violencia en nuestras calles.
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