Enrique Martínez, el todavía intendente de una ciudad con alma de pueblo de 40.000 habitantes, se encuentra a escasos 140 días de dejar su mandato y todavía no parece entender del todo qué significa ser un líder municipal. Su legado será recordado por sus extravagantes intentos de ganarse el afecto del pueblo, como regalar cervezas, fernet y hamburguesas en un bochornoso evento en vivo por redes sociales. ¡Todo un experto en el arte de la política de baja «estofa»*! Ojo. Regalar bebidas alcohólicas ya es acción política registra de Griselda Galleguillos. ¿A falta de ideas y proyectos siempre es bueno algo de chupa o no.?
No cabe duda de que Martínez está perdidísimo. Nadie sabe cómo llegó al cargo, y ahora, él tampoco tiene idea de cómo se va a ir. El rumor sobre su próxima aspiración como candidato a senador por el departamento de Rosario de Lerma en las elecciones del 2025 es tan descabellado como su incapacidad para completar una sola obra con éxito durante sus cuatro años de mandato. ¿Un senador sin ningún logro? ¡Parece un chiste! Un objetivo politico realmente delirante y con poco futuro ya que hasta la fecha no puede mostrar ni una sola obra completada o realizada con éxito en sus cuatro años de gestión.
La falta de fondos municipales ha llevado a Enrique Martínez (que sigue sosteniendo que estudia abogacía tal como lo refleja su perfil de redes sociales) a lanzar una moratoria, algo que jamás realizó en sus años de «gestión». Todos los municipios de la provincia, desesperados por su incompetencia, han salido a suplicarle al gobierno provincial por dinero fresco para enfrentar las obligaciones que quedan antes de que finalicen sus mandatos los intendente NO re electos.
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La situación es tan crítica que se rumorea que Enrique Martínez se ha visto obligado a buscar refugio en una pequeña habitación cerca de Finca Carabajal para su exilio post-mandato. ¿O simplemente regresará a Salta, a su casa, donde siempre ha vivido, junto a su familia? ¡No lo sabemos!
Pero ahí no acaba todo. El hombre que nunca aprendió a dialogar y solo escucha a su circulo cada vez mas pequeño, hoy ha perdido todo el apoyo político que alguna vez pudo tener. En su mandato, deja una ciudad fundida, con cientos de obras inconclusas, las calles destruidas y un parque automotor municipal completamente destrozado. La desesperanza se ha clavado en el corazón de los ciudadanos como un puñal, cortesía del querido Martínez.
Mientras se prepara para dejar su cargo, Enrique Martínez ha decidido nombrar la semana pasada y darle el pase a 12 empleados a planta permanente sin el consentimiento del Concejo Deliberante. ¡Vaya forma de cerrar su mandato! Parece que a este maestro de circo le encanta el espectáculo hasta el último minuto.
El intendente electo y actual Senador por el departamento, Sergio «El Topo» Ramos, aguarda en silencio los informes de la Auditoría de la Provincia. Mientras tanto, envía a su equipo a capacitarse en diversas áreas con el objetivo de contar con funcionarios mejor preparados que los improvisados payasos que Martínez nos hizo padecer durante su mandato, como esa directora de Rentas Municipal que renunció a las 24 horas de ser presentada. ¿Se Acuerda? ¡Qué eficiencia!
La vida política, muchas veces, puede ser un circo. Y Enrique Martínez ha demostrado ser el mejor payaso que la ciudad jamás haya visto. Su legado perdurará en la memoria como una triste comedia, una farsa de gestión que esperamos no vuelva a repetirse. ¡Salud por el espectáculo!
Faltan solo 140 días. Aguanten ahí.!
** Locución adjetiva. De poca alcurnia o cualificación, sin nivel social, de clase baja. De baja calidad.
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- Ni los Viejos Ni los Nuevos. Ya nadie trabaja ni se preocupa por el pueblo.
