Las mejores frutillas, de una huerta familiar del Valle de Lerma. Los frutos rojos se posicionan muy bien entre los productores y consumidores de la provincia.
Por: Jaime Barrera Para El Tribuno
Las mejores frutillas, de una huerta familiar del Valle de Lerma. Apetitosos y jugosos frutos rojos producidos en el Valle de Lerma. Desde hace años la frutilla producida en la tierra de Rosario de Lerma es la más buscada por sus cualidades energizantes y antioxidantes. Además de ser una fruta deliciosa, es utilizada a menudo en postres, y tortas. También su producción brinda trabajo a numerosas familias de la zona rural de esta parte del Valle de Lerma.
Es el caso de doña Damiana Coria que tiene 51 años, una vecina que supo trabajar en los surcos del tabaco, y ahora se convirtió en pequeña productora de frutillas de la zona de San Martín a unos 4 kilómetros de Rosario de Lerma. Junto a tres productores, se juntaron y decidieron tener una producción propia. Dice que se levanta a las 6 de la mañana y comienza a cosechar la frutilla. Dos veces a la semana y hasta la hora de la oración no paran.
Recibió asesoramiento del INTA. Sin embargo, la experiencia de Damiana trabajando bajo el sol, hizo de su emprendimiento un modo de vida que terminó siendo el sustento de su familia durante todo el año. Comenzó como huerta familiar.
«Las frutillas que sacamos son grandes, jugosas y muy deliciosas. El clima de esta parte del Valle de Lerma favorece a que la planta crezca fuerte, y con muchos frutos. Costó al principio, pero uno sabiendo cómo es el campo, sabe que los beneficios llegan si uno trabajo duro y a conciencia».
Damiana recorre junto a El Tribuno y a otro productor el campo de cinco hectáreas de frutillas. Ángel Yed 33 años, es empleado público, y buscando nuevas alternativas económicas probó con este emprendimiento. Comenzó con una huerta en el fondo de su casa, al igual que Coria y otros.
«Hice una huerta en el fondo de mi casa y un día probé con estas frutillas. Luego me capacité en el INTA y después me contacté con tres más. Entre ellos Damiana y su marido. Así decidimos tener un predio de algunas hectáreas. Cada uno con su producción. Nos colaboramos y ayudamos. Por separado comercializamos la frutilla. Nadie nos ayuda. Ubicar la producción se nos complica por no tener los medios. Aún así, se vende todo porque la frutilla de Rosario de Lerma se precia de ser la más deliciosa de Salta», resalta Ángel Yed.
Algunos comenzaron con esta experiencia hace 4 años. Otros recién tienen un año. Se animaron buscando nuevos horizontes. La comercialización solo se hace en la zona del Valle de Lerma. Podría ser mayor la producción y dar opciones de trabajo a numerosas familias, si las políticas de estado fueran las adecuadas para apoyar esta economías regionales.
«Yo nunca pedí un IFE o plan social. Siempre volví al campo a trabajar para nuestro sustento diario. Comenzamos con un pequeño espacio y luego avanzamos con un predio mayor. Tenemos proyectos para poder expandirnos, pero necesitamos asesoramiento en la comercialización. El flete, el volumen de producción y otras inversiones son un escollo por ahora. Quizás alguien se entere de nosotros y cómo nos podrían ayudar para crecer, no para que nos den gratis, aquí todos trabajamos durante todo el año para ver crecer las frutillas».
Damiana tiene razón. La frutilla rosarina es muy buscada. Los volúmenes que se producen por el momento en esta zona y otros sectores de Rosario de Lerma no alcanzan para la venta a gran escala. Hace muchos años el sueño de un mercado concentrador de productos locales se viene hablando. Pero nunca hubo una iniciativa seria de parte de los distintos gobiernos. En esta nota con El Tribuno, tres de los pequeños productores vienen del tabaco y uno de la administración pública. Comienzan a preparar la tierra en mayo y a finales del mes de agosto comienza la primera cosecha.
Fuente: El Tribuno