El hombre, obligado a cumplir medidas cautelares y una prohibición de acercamiento, se presentó en una actividad escolar junto a su expareja y luego acudió en dos ocasiones al domicilio de la denunciante.
El fiscal penal de Rosario de Lerma, Daniel Alejandro Escalante, imputó a un hombre de 39 años, por los delitos de amenazas, violación de domicilio y desobediencia judicial en tres hechos distintos, todos en concurso real, en perjuicio de su expareja y madre de sus dos hijos.
El primero de los incidentes ocurrió el 1 de noviembre. El acusado se presentó en el colegio donde se encontraba la denunciante junto a su hijo, durante una actividad escolar que reunía a padres y alumnos. Según la denuncia, el hombre se sentó detrás de su expareja y, durante aproximadamente una hora, la hostigó y le dirigió amenazas verbales. La mujer, ante la gran cantidad de niños y padres presentes, decidió mantener la calma y sobrellevar la situación hasta el final de la jornada.
Posteriormente, la rectora de la institución convocó a ambos a una reunión. Al momento de ingresar, el acusado reconoció que tenía una prohibición de acercamiento hacia la denunciante y expresó que no deseaba infringirla, tras lo cual abandonó el lugar. La madre superiora del colegio levantó un acta en la que constató la presencia del hombre durante la actividad escolar, señalando que el convenio homologado que prohíbe su ingreso a las instituciones educativas donde asisten sus hijos no fue cumplido debido a un descuido.
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Dos días después, el acusado se presentó en el domicilio de la damnificada con el pretexto de retirar algunos objetos y ver a sus hijos, lo cual quedó registrado en el informe policial.
Finalmente, el 10 de noviembre, el acusado ingresó sin autorización al domicilio de su expareja. La mujer relató que escuchó un ruido fuerte en la puerta de ingreso y, al mirar por la ventana de su habitación en el segundo piso, vio que se trataba de su expareja. Al percatarse de su presencia, el hombre abandonó el patio, dejó el portón abierto y se retiró en su auto.
La mujer alertó a la policía a través del 911 y p ocos minutos después, el acusado volvió a la propiedad, tocando la bocina y exigiendo que le entregaran a su hijo. Al advertir la llegada del móvil policial, se retiró rápidamente.
El fiscal Escalante destacó que estos actos representan un incumplimiento deliberado de las órdenes judiciales, que obligaban al acusado a abstenerse de realizar actos de violencia de cualquier tipo hacia la denunciante y sus hijos, así como a mantener una distancia de 300 metros respecto de la mujer y su domicilio, tras lo cual solicitó el mantenimiento de detención para el imputado.