Este sábado, Rosario de Lerma amaneció con una de las noticias más dolorosas de los últimos tiempos: un bebé recién nacido perdió la vida en el Hospital Joaquín Corbalán. Una muerte trágica, desgarradora y, sobre todo, evitable. No se trató de un accidente ni de un destino inevitable: fue el resultado de años de abandono, desidia e indiferencia política.
El pequeño nació en condiciones críticas, pero no recibió la atención adecuada. Faltaban insumos médicos, no funcionaba la ambulancia y la respuesta fue tardía e ineficaz. La angustia de los padres se convirtió en desesperación, y la desesperación en duelo. Hoy, una familia entera llora a un hijo que no tuvo la oportunidad de vivir, mientras los responsables siguen haciendo campaña con sonrisas forzadas y promesas vacías.

¿Quién responde por esta muerte? ¿Quién consuela a esos padres?
Los vecinos lo dicen sin miedo: todos son culpables. El gerente del hospital, el intendente, los diputados, los concejales, y la senadora Leonor Minetti, quien insiste en prometer obras y quirofanos que no existen, mientras las salas están vacías, los equipos rotos y el oxígeno brilla por su ausencia. ¿De qué sirve un quirófano si no hay ni gasas?
El caso es tan doloroso como simbólico. En plena época electoral, mientras se tiran millones de pesos en campañas, afiches, redes sociales y publicidad, el hospital agoniza. Los vecinos tienen que llevar desde gasas hasta jeringas, y aún así, nada garantiza que salgan con vida. Rosario de Lerma no necesita más promesas: necesita políticas públicas reales.

Este hecho no puede quedar impune. Ni olvido ni perdón. Que caigan los que tengan que caer. Basta de cinismo, basta de usar la salud como discurso de campaña. Hoy lloramos a un bebé, pero también gritamos por todos los que siguen en riesgo. Justicia para ese bebé, justicia para su familia, justicia para Rosario de Lerma.
A una semana de las elecciones, es momento de que la gente despierte. Que el dolor no se tape con bombachas ni choripanes. Que la muerte de un inocente nos abra los ojos. Que nunca más un bebé muera por culpa de políticos inútiles y corruptos.
Basta de circo para la tribuna. La vida está primero.
